IMPRESIONISMO
CONTEXTO HISTÓRICO
En la segunda mitad del siglo XIX, Francia empezó a ver grandes cambios empezando por diciembre de
1852, fecha en que Napoleón III dio un golpe de Estado y proclamó el Segundo Imperio Francés, derrocando a Luis Felipe I. En este nuevo imperio
se produjo un considerable desarrollo de los medios de transporte, y se da un
auge económico. Se incrementa la red bancaria y se firma un tratado
librecambista con Inglaterra en 1860.
En la Guerra Franco-Prusiana de 1870, Napoleón III fue vencido por completo y su
caída precipitó la proclamación de la tercera república francesa, un régimen que se mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial.
CARACTERÍSTICAS LITERARIAS
- Utilizaban el género narrativo, porque sus obras eran principalmente novelas.
- Trataban de representar primeramente las sensaciones, restableciendo una era imaginativa opacada por el realismo; al mismo tiempo, trataban de indentificarse con las cualidades del objeto observado, y presentaban a sus personajes con series de descripciones detalladas, palabras, gestos y gustos que identificaban a la personalidad del escritor.
- Es una revolución en contra de lo convencional, que abrió las puertas hacia una expresión artística libre, llevando al arte a otro nivel.
- Cabe resaltar, que el impresionismo fue un movimiento principalmente pictórico y se baso en las artes plásticas por su misma forma de ver al mundo; por esta razón, en literatura no se encuentra muy trabajado y vemos que sus grandes exponentes y obras pertenecen a la pintura, como Claude Monet, August Renoir, Édouard Manet y más recientemente, perteneciendo al postimpresionismo el aclamado Vincent Van Gogh.
EXPONENTES
Sus principales exponentes fueron los hermanos Goncourt, quienes crearon esta vanguardia y publicaron varias novelas con las características anteriormente mencionadas y la creación de la "Revista" en 1856.
Y el novelista más representativo del género fue Octave Mirbeau con obras como "Sébastien Roch" (1890); "Les mémories de mon ami" (1899) y "Un gentilhomme" (1920).
Octave Mirbeau
(Trévières, Normandía, 16 de febrero de 1848; muerto en París 16 de febrero de 1917) fue un escritor francés, periodista, crítico de arte, autor de novelas, de obras teatrales y de cuentos.
Octave Mirbeau fue periodista influyente, crítico de arte con don de
previsión, panfletario comprometido con la verdad o la justicia, y fue
además un novelista de éxito así como un dramaturgo de fama europea que,
aún triunfando en todas las grandes escenas, no dejó de seducir, lo que
es muy raro, a las vanguardias artísticas y literarias.
Novelas
Novelas autobiográficas
Luego de escribir unas diez novelas como “negro” (ghost writer), debuta oficialmente con el éxito de El Calvario
(1886), novela en la que se libera de los traumas de una pasión
devastadora por una mujer no muy santa llamada Judith y rebautizada
Juliette en la ficción.1 En 1888 publica El Abate Julio,
primera novela dostoievskiana y prefreudiana de la literatura francesa,
en la que aparecen dos personajes fascinantes : el abate Jules y el
padre Pamphile.2 En Sébastien Roch (1890), se alivia de otro trauma : el de su estancia con los jesuitas
de Vannes y la violencia padecida con ellos, transgrediendo un tabú que
cien años después perdura : la violación de adolescentes por
sacerdotes.
Crisis de la novela
Entonces atraviesa una larga y grave crisis en el curso de la cual
publica en edición de folletín una extraordinaria novela llamada Dans le ciel (En el cielo), en la que pone en escena a un pintor inspirado directamente en Van Gogh.
Poco después del caso Dreyfus,
que acentúa su pesimismo, publica tres novelas juzgadas “escandalosas”
por los Tartufos y los biempensantes y que tuvieron gran éxito de ventas
en el mundo : Le Jardin des supplices (El Jardín de los suplicios (1899), Le Journal d'une femme de chambre (Diario de una camarera) (1900), y Les 21 jours d'un neurasthénique
(1901). Ya en ellas pone en jaque el género novelesco, practicando la
técnica del collage, transgrediendo los códigos de la verosimilitud, de
la credibilidad novelesca y de las conveniencias hipócritas.
El remate de la vieja novela supuestamente realista se deberá a sus dos últimas obras narrativas, La 628-E8 (628-E8) (1907) y Dingo (1913), donde la fantasía se libera y cuyos héroes son su automóvil y su perro.
Teatro
En el teatro Mirbeau alcanzó un primero éxito con un tragedia proletaria, Les Mauvais bergers (Los malos pastores) (1897), y después un triunfo mundial con una comedia clásica de costumbres y caracteres en la tradición de Molière: Les affaires sont les affaires (Los negocios son los negocios)
(1903), en la que aparece el personaje de Isidoro Lechat, arquetipo del
moderno hombre de negocios, producto de un mundo nuevo, ancestro de los
especuladores de hoy, que de todo hace dinero y expande sus tentáculos
por el mundo. En 1908, al término de una larga batalla judicial y
mediática, hace representar en la Comedia Francesa Le Foyer,
una obra destinada al escándalo en la que transgrede otro tabú: la
explotación económica y sexual de adolescentes en hogares de supuesta
caridad.
Mirbeau hizo representar seis pequeñas obras en un acto, muy innovadoras, publicadas con el nombre de Farces et moralités (1904); en ellas anticipa el teatro de Bertolt Brecht, Marcel Aymé, Harold Pinter y Eugène Ionesco,
y lleva la revuelta al seno del lenguaje. Desmitifica la ley, la
monogamia y las instituciones sociales, además de poner en ridículo el
discurso de ciertos políticos y el lenguaje trivial del amor.
Fortuna póstuma
Mirbeau nunca cayó en el olvido : ha sido publicado de continuo en
más de treinta lenguas. Sin embargo, a menudo se lo ha leído mal, su
inmensa producción ha sido injustamente reducida a tres obras, y,
políticamente incorrecto, ha atravesado un largo período de
incomprensión de parte de los autores de manuales y de historias de la
literatura. Felizmente, desde hace unos veinte años, gracias a la
Société Octave Mirbeau, se lo viene releyendo bajo una luz nueva que
permite apreciar el importante papel que ha jugado en la escena
política, literaria y artística de la "Belle Époque" y en la evolución
de los géneros literarios.
OBRA
El burgués gentilhombre (Le Bourgeois gentilhomme, en francés) es una comedia-ballet de Molière en cinco actos y en prosa, estrenada por la compañía de Molière el 14 de octubre de 1670 en la corte de Luis XIV en el Castillo de Chambord. La música es de Jean-Baptiste Lully, la coreografía de Pierre Beauchamp y los decorados de Carlo Vigarani.
ARGUMENTO
Monsieur Jourdain es un hombre de 40 años, bastante ridículo debido a su
candidez e ingenuidad. Su padre se había enriquecido con su oficio de
trapero de modo que le pudo dar la condición de burgués. Éste pretende adquirir los modales de los aristócratas
que frecuentan la corte, para así llegar él a ser un hombre
distinguido, noble y de alto rango como sus ídolos. Invita a gente
distinguida, dioses para él, a cenar en su casa, dándoles grandes
banquetes y favores con la esperanza de que le den a cambio algún
reconocimiento, lo cual sería un inmenso honor para él. También se
dedica a aprender todo aquello que le parece indispensable: el manejo de
las armas, el baile, la música, la filosofía, etc; pero sin interesarle
de veras, sino únicamente para imitar lo mejor posible a un elegante y
distinguido noble. Debido a esto, sus maestros hablan desdeñosamente de
este «nuevo e ignorante burgués que no aprecia el arte», pero que al
menos entrega una generosa remuneración.
Madame Jourdain y su sirvienta Nicole, por otro lado, saben que no se
pueden adquirir los conocimientos necesarios para actuar como noble de
la noche a la mañana, y reprochan a Monsieur Jourdain constantemente sus
deseos y todas las parafernalias que realiza sólo para sentirse parte
de los hombres distinguidos y jactarse por ello en cuanto se da la
ocasión.
Monsieur Jourdain entabla relaciones con el conde Dorante, un noble
arruinado, que se aprovecha de las mismas para conseguir dinero,
estafándolo constantemente al pedirle millonarias sumas, a las cuáles M.
Jourdain accede ciegamente, dado que cree en la palabra de su «amigo»
quien, a cambio, «habla sobre él en presencia del rey y sus cortesanos».
M. Jourdain sueña con volverse a casar, puesto que se ha enamorado de una marquesa
llamada Dorimena (que no tiene idea de que éste existe), y para darle a
conocer su amor le envía carísimos agasajos a través de Dorante, dado
que la conoce. El traidor de Dorante, aprovechándose de la situación, le
hace creer a Dorimena que son de parte suya, de tal modo que Dorimena
acaba enamorándose de él. Tanto es así, que decide que se casen a la
mayor brevedad para que no le siga dando esos lujosos obsequios. Toda
esta infidelidad transcurre a espaldas de M. Jourdain, que piensa estar
consiguiendo su añorado sueño y engañando a su mujer.
Madame Jourdain, por su cuenta, ya harta e indiferente a las locuras de su marido, planea casar a su hija Lucila con un buen y gentilhombre
que de verdad la ame, seleccionando, por ser de su agrado y el
predilecto por su hija, a Cleonte. Éste, tomando con mucho agrado la
petición de Mme. Jourdain, pide la mano de Lucila a M. Jourdain. Sin
embargo éste sólo quiere a un noble por yerno.
Trascurrido este hecho, la enamorada Lucila se niega a casarse con
ningún otro hombre que no sea su amado Cleonte. No obstante cuando el
asunto parecía haber terminado ahí, Covielle, el lacayo del abatido y
resignado Cleonte, tras haber observado y analizado la domable
personalidad de M. Jourdain, tiene la brillante idea de seguirle el
cuento a éste sobre su supuesta condición de noble, representando una
simple y predecible farsa, pero lo suficientemente creíble como para
persuadir al ignorante burgués. Para llevar a cabo esto, Covielle
consigue disfraces y actores y se hace pasar por un gran viajero, que
había tenido el honor de haber conocido y ser un viejo amigo de su
padre, un «gran caballero perteneciente a la nobleza», con lo que
interesó de sobremanera al ingenuo burgués. El Gran Turco, un líder
monárquico muy grande, se encontraba en esa zona. Él lo había ido a
visitar y se encontró con la noticia de que el hijo del Gran Turco
(Cleonte) había divisado a la hija de M. Jourdain, Lucila, enamorándose
de ella a primera vista y pidiendo desesperadamente casarse con ella,
por lo que Covielle cumplía la función de intérprete que venía para
preparar la «real ceremonia». Pero antes M. Jourdain debía someterse a
una ceremonia turca para su integración a la religión musulmana,
que será realizada por un Muftí, y con esto darle mayor credibilidad a
la farsa al mismo tiempo que se complace al burgués. Se realiza la falsa
pero muy creíble y seria ceremonia para el burgués, nombrándolo
«mamamuquí», una supuesta condición de más alta nobleza. Se procede al
casamiento, para lo que se hace llamar a el Notario.
Lucila y Mme. Jourdain se oponen obstinadamente, pero enseguida ven
al «hijo del gran turco» y reconocen en él al buen Cleonte disfrazado,
de modo que inmediatamente se suman a la ingeniosa farsa. Aprovechándose
de la situación, Dorante le informa a M. Jourdain que se casará con
Dorimena para así no levantar sospechas en Mme. Jourdain sobre el
exitoso engaño, que M. Jourdain aun creía estar realizándole a su mujer.
M. Jourdain no puede creer la suerte que tiene y que todos le den la
razón finalmente, por lo que sumergido en su júbilo, le otorga al
intérprete del Gran Turco (Cleonte) la mano de Lucila, y a su esposa a
quien le apetezca.
En suma, M. Jourdain está convencido de haber alcanzado la más alta
nobleza, la cual deseaba a toda costa, ya sea imitando todas las
ridículas parafernalias de sus excelsos «dioses» nobles o consiguiéndolo
por otros mezquinos medios. Todo el que lo rodeaba se aprovechó de su
ingenuidad, siguiéndole el juego y así consiguiendo sus fines a sus
expensas.
Esta obra comedia-ballet finaliza con un estrepitoso y desordenado
bullicio de un bailable entre provincianos de varias naciones.